Natillas de mandarina
Una explosión de sabor cítrico en cada cucharada, así son las natillas de mandarina que os traigo hoy. Imaginaos la combinación perfecta de la dulzura de las natillas con el toque ácido y refrescante de la mandarina, un postre que no dejará a nadie indiferente.
Desde que descubrí esta receta, se ha convertido en mi opción favorita para sorprender a mis invitados. ¿Y sabéis qué? Siempre repiten. Pero no os quedéis solo con las natillas, explorad más opciones como el arroz negro, ideal para una comida especial, o la sopa de lentejas, perfecta para entrar en calor. Y para los amantes de los dulces, no os podéis perder el bizcocho de plátano, un éxito asegurado.
¿Os atrevéis a darle un giro a vuestro menú de postres? Las natillas de mandarina son sencillas de preparar y os prometo que serán la estrella de la mesa.
Ingredientes imprescindibles
Para que estas natillas de mandarina os hagan cerrar los ojos de puro placer, vais a necesitar ingredientes que sean la envidia de cualquier frutero o pastelero. Empecemos por las mandarinas, que deben estar tan jugosas que casi podrían explotar de sabor.
La leche, esa amiga blanca y reconfortante, debería ser entera para abrazar cada cucharada con su cremosidad. El azúcar no es solo azúcar, es el dulce susurro que equilibra la acidez de la mandarina, y la maicena, ese polvillo mágico que nos dará la textura de ensueño que tanto deseamos.
- Mandarinas – No os conforméis con menos, elegid aquellas que al olerlas os transporten a un campo de cítricos bajo el sol.
- Leche – Si es de vaca feliz, mejor que mejor, porque la felicidad se transmite y se saborea en cada bocado.
- Azúcar – Ya sea blanco como la nieve o moreno como el atardecer, que sea de los buenos, de esos que al caramelizar cuentan historias.
- Maicena – Justo lo necesario para que las natillas no fluyan de la cuchara, pero tampoco se resistan a ella.
¡Vamos a darle vida a nuestras natillas de mandarina con un toque cítrico espectacular! Para ello, necesitamos unas mandarinas de primera calidad.
Recuerdo que cuando era pequeña, mi abuela tenía un mandarino en el jardín. Cada invierno, esperábamos con ansias la cosecha de esas mandarinas jugosas y llenas de sabor. Para mí, la mejor parte era pelarlas y disfrutar de su deliciosa pulpa.
Para preparar las mandarinas para nuestra receta, empezaremos por limpiarlas y pelarlas con cuidado. Asegúrate de quitar bien toda la piel blanca, ya que puede resultar amarga.
Una vez peladas, extrayendo su jugosa pulpa y el zumo. Puedes usar un exprimidor si lo prefieres, pero yo siempre lo hago a mano. Hay algo terapéutico en el proceso, y además, así me aseguro de no desperdiciar ni una gota de ese preciado zumo.
Elaboración de las natillas: ¡Una delicia cremosa!
Ahora que ya tenemos nuestras mandarinas perfectamente preparadas, vamos a por la elaboración de las natillas. ¡Es más fácil de lo que piensas! Solo necesitas mezclar los ingredientes y cocinarlos a fuego lento hasta conseguir la textura deseada.
Como os contaba antes, las natillas de mandarina se han convertido en mi receta estrella para mis invitados. Siempre me preguntan cómo las hago tan cremosas. La clave está en la mezcla de ingredientes y en la cocción a fuego lento.
Para empezar, mezcla la leche, el azúcar y la maicena en un cazo. Asegúrate de que no queden grumos y de que la mezcla esté bien homogénea. Yo suelo usar leche entera para darle una textura más cremosa, pero si prefieres una opción más ligera, puedes usar leche desnatada o incluso leche vegetal.
Una vez tengas la mezcla lista, caliéntala a fuego lento, sin dejar de remover. Verás cómo poco a poco la mezcla empieza a espesar y a tomar la textura de las natillas. Esto suele tardar unos 10-15 minutos, así que paciencia.
Cuando la mezcla esté a tu gusto, retírala del fuego y deja que se enfríe un poco antes de añadir la pulpa de mandarina. Esto evitará que la mezcla se corte y te garantizará un resultado perfecto.
Como veis, la elaboración de las natillas es un proceso sencillo y muy gratificante. ¡Seguro que repetís!
¡Integración de las mandarinas y las natillas!
¡Ahora llega el momento más emocionante de la receta! Añadir la pulpa de mandarina a las natillas es como darle vida a un plato lleno de sabor y frescura.
Yo suelo usar unas mandarinas que me traigo de mi pueblo, ¡son las más jugosas que he probado nunca! Pero si no tienes la suerte de tener mandarinas frescas, no te preocupes, puedes usar zumo de mandarina en su lugar. Solo asegúrate de que sea zumo natural y sin azúcares añadidos.
Una vez que tengas la pulpa de mandarina lista, añádela a las natillas con cuidado. Remueve suavemente para incorporar los sabores y evitar que las natillas se corten.
Si quieres darle un toque extra a tu receta, puedes añadir un poco de ralladura de mandarina a las natillas. ¡Le dará un sabor intenso y delicioso!
Y recuerda, la clave para una buena integración de sabores es la paciencia. Deja que las natillas se enfríen un poco antes de añadir la pulpa de mandarina y remueve con suavidad para evitar que se corten.
¡Y listo! Ya tienes un postre delicioso y refrescante que sorprenderá a todos tus invitados.
¡Llegó el momento de disfrutar de tus deliciosas natillas de mandarina! Para el emplatado, vierte las natillas en recipientes individuales. Recuerdo que cuando era pequeña, mi abuela siempre servía las natillas en cuencos de barro, ¡le daba un toque tradicional y encantador!
Para finalizar la presentación, decora con una rodaja de mandarina y unas hojas de menta fresca. ¡Quedará espectacular! Si quieres darle un toque extra, puedes espolvorear un poco de canela o ralladura de mandarina por encima. ¡Buen provecho!
Receta
Natillas de mandarina
Tiempo de preparación: 30 minutos
Una deliciosa receta de natillas de mandarina, perfecta para disfrutar de un postre cremoso y cítrico.
Ingredientes
- 4 mandarinas
- 500 ml de leche entera
- 100 g de azúcar
- 40 g de maicena
- 1 cucharada de zumo de limón
- Rodajas de mandarina y hojas de menta fresca para decorar
Instrucciones paso a paso
- Comienza pelando las mandarinas y extrayendo la pulpa. Reserva el zumo que sueltan y añade el zumo de limón.
- En un bol, mezcla la maicena con un poco de leche fría hasta que no queden grumos.
- En un cazo a fuego medio, calienta el resto de la leche junto con el azúcar y el zumo de mandarina y limón.
- Cuando la leche esté caliente, añade la mezcla de maicena y remueve constantemente para evitar que se formen grumos.
- Cocina a fuego lento durante 5-7 minutos, hasta que la mezcla espese y obtengas la textura deseada de las natillas.
- Retira del fuego y añade la pulpa de mandarina, mezclando suavemente para incorporar los sabores.
- Vierte las natillas de mandarina en recipientes individuales y deja enfriar a temperatura ambiente.
- Una vez frías, decora con rodajas de mandarina y hojas de menta fresca antes de servir.